Que es una central contra incendios

Una central contra incendios es un sistema centralizado que supervisa y controla dispositivos destinados a detectar y prevenir incendios en un edificio. Esta central recibe señales de detectores de humo, calor, llamas y otros equipos de seguridad. Cuando se detecta un incendio, se activan respuestas automáticas como alarmas o liberación de agentes extintores, la cual se encarga de gestionar, mantener y supervisar distintos dispositivos de un sistema de detección y extinción de incendios. Estos dispositivos están formados por detectores analógicos o convencionales, pulsadores, sirenas, dispositivos de extinción y módulos de control.

Como funciona una central contra incendios

Una central contra incendios actúa como un sistema centralizado de detección y extinción de incendios en un edificio o área específica. Su función principal es supervisar y controlar diversos dispositivos y componentes que están relacionados con la detección y prevención de incendios. A continuación, se explicamos como funciona una central contra incendios:

  1. Detección: La central recibe señales de detectores situados en diferentes áreas del edificio. Estos detectores pueden ser de varios tipos, como detectores de humo, detectores de calor, detectores de llama o detectores de gas. Cuando un detector detecta una condición de alarma, envía una señal a la central.
  2. Procesamiento de señales: La central procesa las señales recibidas de los detectores para determinar si hay un incendio o una situación de riesgo. Puede realizar un análisis de múltiples señales para verificar la autenticidad de la alarma y reducir las falsas alarmas.
  3. Activación de respuestas: Si la central confirma la presencia de un incendio, activa las respuestas automáticas. Estas respuestas pueden incluir la activación de alarmas audibles y visuales, como sirenas y luces intermitentes, para alertar de la situación.
  4. Comunicación: En sistemas avanzados, la central puede estar conectada a una estación central de monitoreo o a servicios de emergencia. Si se detecta un incendio, la central puede enviar automáticamente una señal de alerta a los servicios de emergencia para una respuesta rápida.
  5. Control de sistemas de extinción: La central también puede controlar sistemas de extinción, como rociadores automáticos, sistemas de agentes químicos o sistemas de aspersión de agua. Cuando se confirma un incendio, la central puede activar estos sistemas para combatir el fuego.
  6. Registro y notificación: La central mantiene un registro de todas las actividades y alarmas ocurridas en el sistema. Esto permite un seguimiento posterior y la identificación de problemas potenciales en el sistema.
  7. Mantenimiento y supervisión: La central también supervisa el estado de los componentes del sistema, como detectores, baterías de respaldo y otros dispositivos. Si se detecta un fallo en uno de estos componentes, la central puede generar una alarma de mantenimiento para que se realice una revisión y reparación.

Preguntas habituales sobre una central contra incendios

Los sistemas de detección de incendios se dividen en varios tipos según su método de detección y su aplicación:

  1. Detectores de humo: Estos sistemas utilizan detectores que identifican partículas de humo en el aire. Son adecuados para áreas donde los incendios pueden generar humo antes de las llamas, como en edificios residenciales y oficinas. Los tipos de detectores incluyen ópticos, fotoeléctricos e iónicos.
  2. Detectores de calor: Estos sistemas emplean detectores que monitorean cambios en la temperatura ambiente. Son útiles en lugares donde es más probable que se desarrolle calor antes de que aparezca humo, como cocinas o áreas con maquinaria. Los tipos de detectores térmicos y termovelocimétricos.
  3. Detectores de Llamas: Utilizan sensores ópticos y/o infrarrojos para detectar la radiación característica de las llamas. Son adecuados para ambientes donde las llamas son visibles antes de que se genere humo o calor, como en instalaciones industriales.
  4. Detección de Gases: Estos sistemas detectan gases liberados durante un incendio, como monóxido de carbono o dióxido de nitrógeno. Son útiles en áreas donde los incendios pueden generar gases peligrosos antes de humo o llamas, como garajes o laboratorios.

Estos sistemas pueden ser analógicos o convencionales. Los sistemas analógicos transmiten información continua sobre el ambiente, permitiendo una detección temprana y más precisa. Los sistemas convencionales agrupan los detectores en zonas y proporcionan una indicación general de la ubicación del incendio.

Además, existen sistemas de aspiración que utilizan tuberías para aspirar el aire y detectar partículas de humo en concentraciones muy bajas, ideales para áreas sensibles o donde la detección temprana es crítica. También, los sistemas de haz de luz emplean un haz de luz para detectar la presencia de humo en el aire y son ideales para grandes espacios abiertos, como almacenes.

  1. Detectar fuegos en sus fases iniciales, incluso antes de que se produzca una llama abierta o una cantidad significativa de humo.
  2. Ser confiables y evitar falsas alarmas, teniendo una tasa baja de falsas alarmas.
  3. Ajustar su sensibilidad según el entorno.
  4. Ser compatibles con otros componentes del sistema de detección, como detectores de humo, gases, de calor, etc.
  5. Comunicar eficazmente la detección con señales audibles y visuales con sirenas y luces intermitentes.
  6. Tener respaldo de energía en caso de cortes eléctricos, como por ejemplo el uso de baterías para seguir funcionando en caso de interrupción.
  7. Notificar a servicios de emergencia en sistemas avanzados.
  8. Realizar auto pruebas y ser de fácil mantenimiento permitiendo la sustitución de componentes defectuosos de manera sencilla.
  9. Cumplir con normativas de seguridad.
  10. Ser duraderas y resistentes a condiciones variadas, capaces de funcionar en cualquier variedad ambiental.
  11. Permitir zonificación en sistemas grandes para ubicar el fuego con precisión y dar la precisión exacta.

Las detectores y actuadores contra incendios se ubican en lugares clave dentro de un edificio para detectar rápidamente cualquier signo de incendio. Estos lugares incluyen pasillos, áreas comunes, dormitorios, cocinas y otros sitios donde el fuego podría iniciar. También se instalan cerca de dispositivos eléctricos y químicos, salidas de emergencia y áreas de almacenamiento peligroso.

La ubicación adecuada de los detectores y actuadores de incendios es esencial. En edificios con múltiples pisos, se recomienda colocar sensores en cada piso y en áreas de conexión como escaleras y pasillos. En cocinas, donde se pueden generar vapores debido a electrodomésticos como hornos, es mejor utilizar detectores termovelocimétricos que responden a cambios bruscos de temperatura en lugar de humo.

Para una detección eficaz, lo más recomendable es instalar los detectores en el centro del techo de cada habitación y alejados de electrodomésticos que puedan generar humo o calor, debido a que el aire en las esquinas suele tener menos movimiento. Tener una central contra incendios es crucial tanto en hogares como en negocios.

Para asegurar un funcionamiento correcto, es importante buscar asesoramiento de profesionales en protección contra incendios y utilizar tecnologías que estén homologadas y certificadas. También es fundamental conocer los procedimientos en caso de que la alarma se active, lo cual se logra mediante simulacros anuales.

La principal diferencia entre los sistemas de alarma contra incendios analógicos y convencionales es su capacidad de identificación. En un sistema analógico, cada dispositivo tiene una dirección única y precisa que se destaca cuando se activa, lo que permite conocer el dispositivo específico que detectó el incendio y su ubicación exacta. Además, los sistemas analógicos ofrecen la ventaja de controlar otros servicios y conectarse en red para supervisar grandes instalaciones desde un punto central como una sala de seguridad.

Por otro lado, en un sistema convencional, la identificación se basa en “zonas”. Cada zona agrupa un conjunto de detectores, lo que proporciona una ubicación general del incendio. Por ejemplo, en un edificio de tres plantas, se podría dividir en “zona 1” para la primera planta, “zona 2” para la segunda y así sucesivamente. Sin embargo, esta falta de precisión puede llevar a un mayor tiempo de respuesta para combatir el incendio.

Los sistemas analógicos de alarma contra incendios destacan por su detección precisa, menor incidencia de falsas alarmas, capacidad de personalización, supervisión de otros servicios, capacidad de conexión en red, mayor capacidad de dispositivos y mayor eficiencia en la respuesta. Estas ventajas los hacen preferibles en muchas aplicaciones frente a los sistemas convencionales.

Las centrales de incendio deben emitir señales audibles y visuales, como sirenas y luces intermitentes, para alertar a las personas en caso de un incendio. También pueden incluir mensajes de voz pregrabados para proporcionar instrucciones claras. Estas señales deben ser distintivas y cumplir con las regulaciones de seguridad contra incendios.